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Instrucciones: Responde las siguientes preguntas.
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La quimera del oro
Mientras descendían por el ribazo cojeando dolorosamente sucedió que el hombre que iba en cabeza se tambaleó entre el caos de rocas. Los dos estaban fatigados y débiles; sus rostros contraídos tenían aquella expresión de paciencia que confieren las privaciones largo tiempo soportadas. Iban pesadamente cargados, sujetas a sus hombros colgaban unas correas; otras correas pasaban sobre su frente y les ayudaban a sostener el fardo. Cada uno de los dos hombres llevaba un rifle y caminaba encorvado; los hombros hacia adelante, la cabeza inclinada, la vista clavada en el suelo.
—Me gustaría tener un par de los cartuchos que perdimos en nuestro escondrijo dijo el segundo hombre.
Su voz era inexpresiva. El otro no contestó.
Cruzaban ahora —el que había hablado pegado a los talones del otro— la corriente que espumeaba, lechosa, entre las rocas. No se habían quitado las botas, puesto que el agua estaba helada hasta el punto de que les dolían los tobillos y sus pies se entumecían. En algunos lugares el agua discurría contra sus rodillas y los dos vacilaban buscando dónde asentar el pie.
Jack London
¿Cuál es la razón de que los hombres tienen una expresión de paciencia?
Identifique el hecho que se obtiene de la lectura.
Las hormonas sexuales y el cerebro
Los hombres y las mujeres pensamos, sentimos y actuamos diferente, pero ¿por qué? Se sabe, aunque no siempre lo comprendemos en nuestra vida diaria, que el cerebro de una mujer es distinto al de un hombre. Así, por ejemplo, en el hipotálamo (zona del cerebro que regula una gran cantidad de procesos fisiológicos, entre otros, el control de la temperatura y el del ciclo sueño-vigilia), hay regiones que participan en la conducta sexual cuyo tamaño, cantidad de células o las sinapsis (estructuras de comunicación entre dos neuronas) que establecen son diferentes en individuos de un sexo o de otro, lo cual repercute en la vida de todos nosotros. Estas diferencias se basan en un fenómeno muy interesante, conocido como diferenciación sexual del cerebro, en el que la participación de las hormonas sexuales es fundamental.
Ignacio Camacho Arroyo
Los murciélagos, ¿héroes o villanos?
En el siglo XIX y principios del XX, las grandes explotaciones (ranchos, estancias) de bovinos de Argentina, Brasil, México, Perú y Venezuela sufrían la pérdida de animales por una enfermedad que en Brasil llamaban peste das cadeiras, en México derriengue o derrengadera, y con otros nombres en distintos lugares. Los animales afectados por esta enfermedad fatal presentaban signos nerviosos como agitación, parálisis de los miembros posteriores que evolucionaba a parálisis generalizada, dificultad para respirar y deglutir, y respuesta exagerada a estímulos externos como luz, sonido, etcétera.
Sin embargo, en aquella época no se conocía el origen de esta enfermedad. No fue sino hasta los años treinta del siglo XX que los estudios de investigadores latinoamericanos como Queiros Lima (1934), de Brasil, demostraron fehacientemente que esta enfermedad, que diezma al ganado, no era otra sino la rabia, conocida hace milenios en el antiguo continente, pero que en este caso era transmitida por murciélagos hematófagos, además de perros, lobos o zorros.
En México, entre 1944 y 1945, el doctor Téllez Girón (1944) demostró que la enfermedad, conocida también en nuestro país con los nombres de huila, tronchado o renguera (dependiendo de la región) era igual a la peste das cadeiras del Brasil, y que correspondía a la rabia ancestral, como había descrito Queiros Lima. ¿Quién iba a decir en aquellas épocas que actualmente, en los albores del siglo XXI, contamos con evidencias de que la rabia tiene su origen precisamente en los murciélagos, y que de ahí pasó a los carnívoros terrestres, los animales que se describieron primero como la raíz de este mal?
Álvaro Aguilar Setién y Nidia Aréchiga
Identifique la conclusión del texto.
Lee el texto y responde de la preguntaCompleta el siguiente cuadro sinóptico sobre las características de los personajes
Reactivo liberado en las guías de examen 2019 de la COMIPEMS, UNAM y CENEVAL; con autorización de uso sin fines de lucro en pruebat.org
Planeta simbiótico
La simbiosis, el sistema en el cual miembros de especies diferentes viven en contacto físico, es un concepto arcano, un término biológico especializado que nos sorprende. Esto se debe a lo poco conscientes que somos de su abundancia. No son sólo nuestras pestañas e intestinos los que están abarrotados de simbiontes animales y bacterianos; si uno mira en su jardín o en el parque del vecindario los simbiontes quizá no sean obvios pero están omnipresentes. El trébol y la vicia, dos hierbas comunes, tienen bolitas en sus raíces. Son bacterias fijadoras de nitrógeno esenciales para su sano crecimiento en suelos pobres en este elemento. Tomemos después los árboles, el arce, el roble y el nogal americano; entretejidos en sus raíces hay del orden de trescientos hongos simbiontes diferentes: las micorrizas que nosotros podemos observar en forma de setas. O contemplemos un perro, normalmente incapaz de percatarse de los gusanos simbióticos que viven en sus intestinos. Somos simbiontes sobre un planeta simbiótico y, si nos fijamos, podemos encontrar simbiosis por todas partes. El contacto físico es un requisito imprescindible para muchos tipos de vida diferentes.
Lynn Margulis
¿Qué son los simbiontes?
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